La mujer en el ámbito laboral
"Igualdad de trato y de oportunidades entre hombres y mujeres"
“La desigualdad entre mujeres y hombres sigue estando presente. Durante mi trayectoria laboral he podido comprobar que las oportunidades de empleo no son idénticas, para la misma formación, según géneros. Ni tampoco la remuneración”, comenta Begoña Larrauri, licenciada en informática, que ha vivido de primera mano estas diferencias.
“Aunque en la calle, a nivel general, la gente no vea los privilegios con los que cuenta el hombre, cuando pones ejemplos empiezan a aparecer dudas. Quien los tiene no los suele ver.”, comenta Hermogenes Domingo, presidente del Grupo Prometeo (Hombres por la Igualdad de León).
En 2007 la Ley de Igualdad fue acogida, muy favorablemente, por parte de la sociedad española, sobre todo por las activistas del movimiento por los derechos de la mujer. Venía a reconocer, formalmente, la desigualdad entre ambos géneros, estimulando y desarrollando acciones que la combatieran y sensibilizaran frente a esta desigualdad. Los principales ámbitos de actuación de dicha ley fueron: participación en la política, medios de comunicación, educación y mercado laboral. Pero presentaba evidentes deficiencias prácticas para la obtención de la verdadera igualdad.
Dicha ley pretendía incidir concretamente en el mundo del trabajo, mejorando y ampliando los derechos de las mujeres en situación de maternidad con la implantación de medidas y planes de igualdad. Al quedar en manos de la negociación colectiva este tipo de mejoras, debido a la debilidad de los sindicatos, fueron poco significativas. Con la crisis, la situación ha empeorado en los apartados de precariedad y nivel salarial, resultando más afectados mujeres y jóvenes.
Emakunde, el Instituto Vasco de la Mujer, afirma la situación desfavorable en la que se encuentra la mujer en el ámbito laboral: “Aunque la evidencia muestra que las diferencias entre ambos géneros se han estrechado sensiblemente en varios parámetros del mercado laboral en las últimas décadas, la situación dista mucho de ser equitativa. En particular, las diferencias salariales son aún notables y su evolución temporal no presenta signos de convergencia apreciables”.
Según los datos del Instituto, las tasas de actividad son “muy elevadas” en las mujeres de entre 25 y 44 años, pero aún así, inferiores en un 5% a la de los hombres. Pasados los 45 años esta diferencia crece a 11 puntos.
Además, el diferencial en el salario mensual puede alcanzar el 24%. Esto es debido a una menor jornada laboral y a una menor retribución de las mujeres. Cabe destacar que, en Euskadi, la jornada parcial afecta a un 25% de las mujeres frente a un 7% de los hombres. Esta jornada reducida es altamente involuntaria, debido, sobre todo, a otras obligaciones asumidas mayoritariamente por las mujeres (familiares, cuidados del hogar).
Otro factor que añade diferencia puede ser la pertenencia a determinadas minorías en las que se acumulan otras discriminaciones, internas y externas al grupo, que dificultan aún más una incorporación igualitaria al mercado laboral.
Trece años después de que se implementara la Ley de Igualdad, es patente, en el ámbito laboral, la urgencia de promover unas reformas legales con real intención de cambio, evolucionando de una igualdad legal a una práctica real. Cumpliendo, efectivamente, el artículo primero de la ley: “Igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres”.
Fuente: "El ojo del trabajador"
Fuente: "Emakunde"
En los últimos 100 años, la discriminación contra la mujer en los países desarrollados se ha reducido considerablemente. Este avance se ha apreciado a través del derecho al voto, oportunidades laborales que hasta el momento eran exclusivas para hombres, la posibilidad de acceder a una educación universitaria, etc. Ciertamente hemos progresado, pero hoy en día todavía es posible identificar pequeñas discriminaciones diarias que normalmente pasan desapercibidas. Estas discriminaciones se componen básicamente de roles y estereotipos de género.